¿Por qué mi hijo dice NO a todo?

¿A vosotros también os ha pasado? ¿Por qué mi hijo dice no a todo? Una de las cuestiones que más nos preocupa como padres y madres es tratar de lidiar con esa etapa en la que los niños suelen tener un comportamiento negativista. Por qué mi hijo dice NO a todo no es una cuestión negativa en sí misma, valga la redundancia.

Nuestros hijos e hijas, desde que nacen van desarrollando su personalidad, inician ese camino en el que se van afirmando y buscan sus propios derechos guiados por sus emociones.

La gran duda que nos invade  a los adultos es por qué siempre, o en la mayoría de ocasiones, expresan ese comportamiento de oposición.

Pues bien, ese comportamiento negativista al que hacemos referencia, en la mayoría de casos es un comportamiento totalmente evolutivo y normativo, es decir lógico. Veamos por qué.

La oposición sistemática como mecanismo de afirmación de su identidad

Lo primero que queremos desde Blabook dejaros claro es que este comportamiento o está actitud  negativista no es para nada síntomas de algún tipo de problemática, sino más bien todo lo contrario es una situación evolutiva.

En el seno familiar nuestros pequeños empiezan a desarrollarse, entran en una etapa en la que buscan continuamente su lugar en la familia y en el mundo, se inicia una primera lucha  de aceptación de las normas a la que les vamos sometiendo.

Aquí, en este momento,  es donde surge esta oposición sistemática como un mecanismo de defender su identidad y su albedrío, tratan de entrar con éxito en una fase de autoafirmación y ostentación de poder.

La imitación y observación como factores favorecedores de la negatividad

Como hemos dicho en tantísimas ocasiones, los niños cuando son pequeños son como esponjas que absorben conocimiento y lo hacen desde los distintos sentidos, aprenden e imitan nuestros comportamientos.

Dos de los sentidos que más se desarrollan durante esta etapa, en los tres a cinco primeros años, son la vista y el oído.

En nuestro afán por cuidarlos y educarlos pasamos gran parte del tiempo mostrándoles aquello que no tienen qué hacer y sobre todo verbalizando, diciéndoles “no corras”, “no hagas esto” “no grites”  y una larga lista de noes.

Es por tanto, fácil de entender, que en esta etapa de autoafirmación y lucha contra las normas internalicen, hagan suyos esos comportamientos referentes al no, los lleven a su terreno e intenten usarlos en su favor.

Cómo actuar ante esta situación. ¿Por qué mi hijo dice no a todo? Seamos modelos positivos

Una vez hemos comprendido el por qué mi hijo dice NO a todo se impone llevar a cabo una segunda fase en la que gestionar adecuadamente dicha situación.

No olvidemos, como hemos comentado, que nuestros hijos se encuentran en una etapa de la vida en la que aprenden muchísimo a través de sus sentidos en gran medida por observación e imitación de nuestros comportamientos.

Vamos a ser, como padres y madres, el primer modelo que observan y al que van a tratar de imitar, por tanto deberíamos establecer unas normas básicas de talante constructivo contando con ellos.

Te vamos a proporcionar toda una serie de tips o consejos para que puedas gestionar adecuadamente esa tendencia natural y evolutiva que tienen a decir que no a la mayoría de cosas.

Marca sus tiempos y escúchalos

Muchas veces nos encontramos con que ese sistemático no encierra algo más en su interior, es decir puede ser un síntoma de que algo no le está yendo bien en alguna faceta de su propia vida.

Por ejemplo si se niega a ir a clase hemos de tratar de averiguar si es que le está sucediendo alguna cosa en el centro y ha desarrollado algún miedo o fobia a asistir a las clases.

 Muestra firmeza y seguridad

Aunque estemos hablando de normas y reglas los pequeños necesitan sentirse seguros, pero también que siempre le estemos dando las mismas pautas y sobre todo no cedamos a sus pequeños chantajes.

En este punto es muy importante que los pequeños entiendan por qué se les ponen  determinadas normas y pautas, es importante para ellos que les explicamos el motivo  por el cual hacemos las cosas de determinada manera.

Sustituyamos él no por otro tipo de concepto.

Aquí nos encontramos hablando de reorganizar y gestionar nuestra manera de prohibir determinadas conductas o expresiones.

Se trata de utilizar la menor cantidad de veces la palabra no sustituyéndola por algún concepto que nos defina bien lo que queremos evitar que haga sin tener que utilizar el mismo no.

Una buena técnica que podemos utilizar en este momento es reducir en gran cantidad el número de preguntas o de cuestiones a las que ellos vayan a responder de manera binaria con un simple sí o no.

Por ejemplo, podemos preguntarles si quieren una manzana o una pera para merendar en vez de decirles ¿quieres manzana para merendar?

Controlemos nuestras emociones…. no reforcemos sus respuestas

Es muy importante tener en cuenta que si nos reímos o nos tomamos a gracia aquellas situaciones en las que aparecen las negaciones ellos lo van a tomar como un reforzador y aumentará dicha conducta.

Conseguiremos el fenómeno contrario al que perseguimos, es decir, en vez de desaparecer esa conducta negativista lo que haremos será incrementarla incluso hacer que se instaure definitivamente en ellos.

También es muy importante en esta autorregulación emocional nuestra que controlemos aquellas situaciones en las que nos enfadamos, tampoco es conveniente que ellos nos vean enfadados cuando presentan este comportamiento negativista.

Si ellos perciben que nos enfadamos y les préstamos atención cuando expresan está negatividad lo utilizarán en su favor cada vez que quieran llamarnos la atención con lo cual conseguimos también el fenómeno contrario al que deseábamos.

Como conclusión final podemos decir, sin lugar a dudas, que cuando nos encontramos con la duda de por qué mi hijo dice no a todo, hemos de tratar de modelar esas primeras negativas y luchas de poder con nosotros. Tratar de explicarles muy bien el motivo por el que les prohibimos las cosas.

Ser un ejemplo claro y conciso de equilibrio y estabilidad a la hora de proponerles e introducirles en las normas sociales para que entiendan que esa negativa absoluta no es buena ni para ellos ni para nosotros como padres y madres.

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