Hansel y Gretel eran dos hermanos que vivían en un bosque junto a su papá y a su madrastra, el papá de los niños era leñador. A veces no conseguía traer dinero a casa porque no había suficiente trabajo.
Uno de esos días se quedó sin poder llevar dinero a casa y le preguntó a su mujer, la madrastra, qué podían hacer porque los niños no podían comer.
La madrastra de Hansel y Gretel le dijo al papá que los llevará en medio del bosque y los abandonarse allí. Mientras estaban teniendo esta conversación los niños estaban escuchando y se habían enterado de todo.
Gretel al estar oyendo todo se puso a llorar. Pero Hansel le dijo que se tranquilizara que no pasaba nada y que mientras estuviese con él no le iba a pasar nada.
Al despertar la madrastra les dijo que se iban al bosque a buscar leña y salieron hacia el interior, mientras se dirigían al bosque Hansel iba lanzando pequeños guijarros que había recogido por la noche mientras todos dormían.
Al llegar a lo profundo del bosque su papá les dijo que hicieran una hoguera para no pasar frío. Su madrastra a la vez les dijo que la encendieran y se quedarán cerca de ella. Hansel y Gretel se quedaron cerca de la hoguera y a mediodía se comieron el pedazo de pan.
Pasaban las horas y su padre no regresaba ni tampoco su madrastra. Entonces comprendieron que les habían abandonado en el interior del bosque, pero Hansel tenía un plan. Le dijo a Gretel que esperara a que saliera la luna para poder volver a casa.
Al llegar de vuelta a casa el papá de Hansel y Gretel se alegró de verlos pero no así la madrastra que empezó a regañar.
Pasaron unos días y se volvió a repetir la situación, la madrastra le dijo al papá de los pequeños que como no tenían dinero los dejara pero mucho más adentro del bosque para que esta vez no pudieran regresar.
Entonces a la mañana siguiente la madrastra los despertó les dio dos pedazos de pan y les condujo hasta lo más profundo del bosque. Hansel, como no podía haber cogido guijarros, empezó a dejar pequeñas migas de pan para poder regresar después a casa.
Como la vez anterior esperaron a la Luna para ver los trozos de pan que habían dejado pero desgraciadamente se los habían comido los pájaros. Pasaron muchas horas y cuando parecía que iban a morir vieron un pájaro blanco cantando que les condujo hacía una casa en medio del bosque.
Era una pequeña casita que estaba hecha de dulces y caramelos. Dentro salía la voz de una anciana que les invito a pasar, les dijo que podían pasar la noche en su casa. Se trataba de una bruja mala qué atraía a los niños con dulces para después comérselos
La bruja le daba a Hansel todas las buenas comidas porque lo quería engordar para comérselo después a Gretel tan solo le daba las sobras.
La bruja había encerrado a Hansel en una jaula, todos los días iba a comprobar que había engordado, pero como estaba medio ciega no veía bien y le pedía a Gretel que le dejar a tocar un dedo de Hansel. Gretel lo que hacía es que le mostraba un dedo de gallo.
Pasaron muchas semanas y la bruja se cansó de esperar que Hansel engordara. Pidió a Gretel que abriese el horno para echar a Hansel dentro, Gretel le dijo que no sabía abrir el horno y la bruja se inclinó para abrirlo. Momento que Gretel aprovechó para empujar a la bruja dentro del horno.
Gretel rescató a su amigo Hansel de la jaula y juntos inspeccionaron la casa, encontraron en un cobertizo un baúl lleno de piedras preciosas, se llenaron los bolsillos y corrieron por el bosque hasta lograr encontrar el camino a casa.
Una vez en casa, el papá les dijo que la madrastra había muerto. Le entregaron todas las piedras preciosas que habían cogido de casa de la bruja, con lo cual finalmente tanto Hansel, Gretel como su papá, pudieron salir de la pobreza y ser felices para siempre.