Cuenta la leyenda que el Lejano Oriente vivía en tres grandes reyes magos. Estos reyes habían emprendido un viaje siguiendo una estrella que les llevaría hasta Jerusalén. Era una estrella mágica que llevaría a los tres reyes magos de Oriente ante el niño Jesús como ahora vamos a ver.
Está estrella, cuenta la leyenda, que anunciaba el nacimiento de un nuevo rey, ellos eran reyes y a la vez también eran magos con lo cual sabían perfectamente que esa estrella que estaban viendo anunciaba el nacimiento del nuevo rey que tanto habían estado esperando.
En su largo camino los tres Reyes Magos de Oriente llegaron hasta Belén donde al entrar vieron un gran portal. Al encaminarse hacia dicho porta se dieron cuenta que la estrella que estaban siguiendo se quedó parada. En la misma entrada, en un establo que allí había.
Gaspar, Melchor y Baltasar, que eran sus nombres, dirigieron sus camellos hacia ese portal, al llegar entraron en el establo y vieron un pequeño niño que se encontraba en un pesebre rodeado por un buey, una mula y por sus padres. En ese mismo momento comprendieron que estaban ante ese nuevo rey que les había anunciado la estrella.
Ese pequeño niño que había en el pesebre sería el que después salvaría a la humanidad, el nuevo y esperado rey, el Niño Jesús, Hijo de Dios, ante él se inclinaron y le guardaron respeto.
En ese mismo momento, los tres reyes dejaron las ofrendas que traían. Consistían en oro porque tenían que rendir tributo a un rey que era Jesús. Incienso porque representa que aquel niño era Dios. Y mirra qué servía para aromatizar en lugar.
El niño Jesús al ver los regalos que le habían traído sus Majestades los Reyes Magos de Oriente se puso muy contento les concedió el poder de la vida eterna. Gracias a eso, pueden dejar regalos a todos los niños del mundo que se portaran bien.
Esto sucedió la sexta noche de enero, es decir el día 6 que es cuando los Reyes Magos dejan los regalos a todos los niños. De ahí proviene la tradición de que nos dejen distintos regalos si nos hemos portado bien
Para todos aquellos niños que en el futuro se portasen mal los Reyes Magos tan solo les dejarían carbón en la noche de Reyes.