Cómo enseñar a un niño a que se defienda sin usar la violencia

Una de las más grandes preocupaciones de los papás y las mamás es prevenir en la medida de lo posible el acoso escolar. Otra de las preocupaciones más importantes es que si se produce el acoso escolar cómo podemos enseñar al niño a que se defienda sin usar la violencia.

Las estadísticas son claras y nos dicen que 2 de cada 10 niños sufren algún tipo de acoso escolar en el mundo. Es por ello que en este artículo nos vamos a centrar en las distintas maneras que podemos utilizar para enseñar a los niños a que se defiendan sin usar la violencia.

La razón es básica, la violencia nunca va a ser el método adecuado ya que, con su puesta en práctica, no se genera sino un círculo vicioso en el que la violencia genera más violencia entre los menores.

La falta de autoestima, autoconfianza, mermada por el abuso de las redes sociales y los largos tiempos que se pasan frente a dispositivos electrónicos que subyace, en la mayoría de ocasiones, a determinadas conductas violentas.

En este artículo os vamos a presentar las principales líneas directrices para poder prevenir o evitar el uso de la violencia como medio para hacer valer nuestros derechos.

Los valores que le enseñamos desde casa pueden llegar a ser la clave

Los niños son tremendamente observadores y una de las causas por las que se produce la violencia entre ellos es porque observan diferencias entre unos y otros y tienden a discriminar.

 Por ello es básico que, desde el entorno familiar, les comencemos a introducir en los valores como la tolerancia y la igualdad, bases del compañerismo y de la vida democrática en sociedad.

Los niños que aprenden que la diferencia es enriquecedora y la igualdad la base de cualquier relación de amistad se van a convertir en adultos con una mentalidad muy positiva.

El niño que aprende a ver a sus compañeros de clase o amigos de manera similar no se obsesiona buscando diferencias. No percibe en las diferencias un motivo para discriminar o apartar a los compañeros de su lado.

Otra de las motivaciones es que los niños que se sienten aceptados y queridos en los ambientes familiares más cercanos se ha visto que tiene muchísimas más probabilidades de interacciones sociales positivas.

Escúchales, deja que expresen sus sentimientos de manera natural

De manera natural los niños a medida que van creciendo tienen tendencia a expresar sus sentimientos de manera innata, es decir para defenderse atacan, ahí es donde entra nuestra labor como padres y madres. Hacerles conscientes de este sentimiento para que vean que no es la manera adecuada de solucionar los conflictos.

Para ello hay una cuestión básica y sencilla, no hemos de oírles sino escucharles. Poner los cinco sentidos en sus demandas, ayudarles a gestionar de manera adecuada sus reacciones  y escuchándolos hacerles partícipes de un lenguaje adecuado.

La frustración es otro de los grandes mecanismos por los cuales los niños generan agresión. Enseñemos a nuestros pequeños a luchar por las cosas que sé que se quieren. Inculquemos el valor del sacrificio y el esfuerzo para superar la frustración de manera adecuada y no a través de la innata agresión.

Mostrémosles un vocabulario adecuado, enseñándoles a través del proceso de escucha y algo a establecer una comunicación adecuada, lejos de rabietas y pataletas que no conducen nada más que a la agresión.

El error de la dulce venganza. El valor de la palabra

Cuando los pequeños sufren una agresión, por ejemplo una bofetada, un empujón, una patada, tienden a responder utilizando el mismo mecanismo, es decir una nueva agresión.

 Ello nos lleva a un círculo vicioso en el que a una agresión sigue otra y a esta otra una consiguiente con lo cual se genera el círculo de la violencia.

Educar a los pequeños para que sepan defender sus derechos a través de un sincero diálogo es otra de las bazas qué debemos utilizar.

Enseñarles, como adultos que somos, un lenguaje adecuado y por encima de todo a utilizar su voz como mecanismo de defensa de sus propios intereses, siempre lejos de los instintivos recursos agresivos.

El autocontrol…pedir ayuda no es sinónimo de cobardía.

Durante estos primeros años, qué en los niños se va forjando poco a poco la estructura de la personalidad. No está de más comenzar a enseñarles técnicas de autocontrol. Hacerles sabedores que la razón no se encuentra en la fuerza sino en la palabra y la voluntad de entendimiento.

 El carácter positivo es aquel que nos permite defender nuestros derechos a través de una sana conversación respetando a los demás, sin dejarnos llevar por los instintos o impulsos.

En este camino, muy probablemente, vamos a cometer muchos errores a medida que vamos creciendo pero hemos de enseñarles que siempre pueden acudir a nosotros  a solicitar nos ayuda, no tratar de solucionar las cosas por sí mismos de manera violenta saliendo lastimados.

Cómo papás y mamás hemos de entender que saber educar implica saber conducir a los pequeños en estas primeras etapas de la vida guiados por los valores y la autoconfianza.

Un niño con una alta confianza o una buena autoestima sabrá defender sus derechos de manera adecuada, no verá peligrar su esfera de la personalidad por más ataques que reciba de sus semejantes. Habrá aprendido a canalizarlo de manera adecuada, a responder de modo evolutivo.

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